La despedida

-¡Kevin! ¡Kevin! -gritaba Ana, corriendo por el largo pasillo del hotel, hasta que si ídolo se dió vuelta, y caminó hacia ella.
-¿Qué pasa, Ana? -le preguntó.
-Es que... necesitaba hablar con alguien, y... ese alguien, bueno... sos vos. -contestó ella, nerviosa.
-Te escucho. -le dijo él.- Sabés que podés contarme lo que quieras.
-Sí, ya sé. -le respondió ella, a punto de llorar.- No puedo más, Kev. Ya no aguanto. Te amo. No me importa no conocerte, te juro que miro tus ojos verdes y no puedo evitar sentir lo que siento, creer que siento lo que vos sentís aunque sea una ilusión. Y ahora... te casás. -para entonces, Ana ya estaba llorando.- Te casás con ella, y yo la quiero, pero... pero yo te amo a vos, y sé que vas a ser feliz con ella, y que te va a hacer bien, pero yo no voy a volver a verte nunca más.
Kevin se había quedado mudo. ¿De verdad ella sentía eso por él?
-Ana... -empezó. No sabía que decirle, no quería lastimarla. Optó por decirle la verdad. La buena, la que no dolía.- Yo nunca me voy a olvidar de vos. Aunque no nos volvamos a ver, siempre voy a estar con vos. Siempre que me extrañes, siemrpe que me necesites... yo voy a estar ahí, aunque no me veas.
-Kev... gracias. Y una última cosa. Por favor, decime "te amo", por primera y última vez.
El hizo lo que su fan le pidió. Le dolía mucho hacerla sufrir, aunque no la conociera.
-Te amo muchísimo, Ana. Con todo mi corazón.
-Gracias. -repittió ella, abrazándolo. Sabía que él no la amaba, pero escuchar eso fue... lo mejor que le pasó nunca.- Gracias por hacerme sentir bien, por ayudarme a olvidarme del dolor, por hacerme feliz, aunque sea sin saberlo.
-De nada. -le repondió él, devolviéndole el abrazo.- Sabé que siempre voy a estar para eso.
-Te voy a extrañar. -dijo ella, volviendo a llorar.
-Yo tembién. -le dijo él soltándose del abrazo.
-Suerte. -le deseó ella.
-Suerte. -repitió él, lléndose, y dejando una parte de él con esa chica de 13 años que lo miraba irse. Era verdad, nunca se iba a olvidar de ella.